Redacción.- Dos sacerdotes que dirigían un internado para sordos en Argentina fueron condenados este lunes por abusar sexualmente de 25 niños y adolescentes que estaban a su cuidado.
El sacerdote italiano Nicola Corradi, de 83 años, principal responsable del Instituto Antonio Provolo para Sordos en la provincia centro-occidental de Mendoza, fue sentenciado a 42 años de prisión, mientras que el cura Horacio Corbacho, de 59 años, recibió una pena de 45 años.
A su vez, el jardinero del instituto, Armando Gómez, quien fue juzgado junto con los religiosos, también fue condenado a 18 años de cárcel por abuso de menores.
Además dos monjas están detenidas, acusadas de haber sido partícipes en los abusos y serán juzgadas en un proceso separado.
Las víctimas incluían niños de hasta 4 años y también niños discapacitados que no podían comunicar lo que les estaba sucediendo. Y debido a que muchos venían de familias humildes, no tenían otra opción más que dormir en el instituto.
El principal acusado, Nicola Corradi, ya había sido culpado de cometer abusos en la sede central del Instituto Provolo, en Verona, Italia, mucho tiempo antes de llegar a Argentina. Esas denuncias, que tienen más de una década, llegaron incluso hasta las manos del propio papa Francisco. Sin embargo, el Vaticano no hizo nada, denuncian las víctimas.
Fueron las autoridades argentinas las que ordenaron el cierre del Instituto en la ciudad mendocina de Luján de Cuyo en 2016 y detuvieron a Corradi, a Corbacho, y a otros 12 sospechosos.
Tanto las víctimas italianas del Instituto Provolo como las de las dos sedes argentinas sostienen que la Iglesia católica sabía que Corradi era un pedófilo y no obstante lo pusieron a cargo de niñas y niños sordos en Argentina.
Las primeras denuncias sobre lo que ocurría en el Instituto Provolo de Verona se dieron a conocer en 2009, gracias a una investigación de la revista italiana L’Espresso de Milán.
Un grupo de 67 exalumnos revelaron los abusos a los que habían sido sometidos entre las décadas de 1950 y 1980 y acusaron al Vaticano de “encubrir” a los abusadores.
La Justicia entrevistó a decenas de presuntas víctimas, en muchos casos con la ayuda de intérpretes, detuvo a 14 personas y ordenó el cierre del instituto. Los testimonios que se recogieron revelaron más de una década de abusos contra los menores.
Yoel, uno de los chicos abusados en Mendoza, contó al diario local Los Andes que allí los abusos “siempre eran de noche” y que a los niños que dormían en el instituto se los obligaba a quitarse los audífonos para ir a dormir, para que no escucharan los gritos.
El papa argentino recién ordenó una investigación preliminar sobre las denuncias de abuso en el Instituto Provolo de Mendoza en 2017, un año después de que los sacerdotes fueran arrestados y ese internado fuera cerrado por las autoridades argentinas debido al gran número de testimonios sobre los horrores que estaban ocurriendo allí.