Redacción.- Es una prisión de máxima seguridad, ubicada junto a una remota población de Colorado, el orgullo del sistema penitenciario estadounidense, donde se la conoce popularmente como el ‘Alcatraz de las Montañas Rocosas’ o ‘Súper Max’.
En sus 25 años de vida nadie ha logrado escapar de ADX Florence.
En los próximos días recibirá a Joaquín Guzmán Loera, antiguo líder del cártel de Sinaloa donde purgará cadena perpetua, más 50 años por 10 delitos relacionados con narcotráfico, lavado de dinero y posesión de armas.
Después de haber protagonizado dos célebres fugas de cárceles de máxima seguridad en México, nadie dudaba que ‘El Chapo’ sería enviado a esta prisión de Colorado.
Luego de haberse fugado de Puente Grande y El Altiplano, ahora se las verá más complicado pues su nuevo hogar será una celda de 3,5×2 metros donde sus movimientos serán continuamente monitorizados por cámaras en alta definición.
Según apunta ‘The New York Times’, esta prisión está destinada a encarcelar a ‘enemigos del Estado’ que son sometidos a los niveles más extremos de confinamiento solitario.
Los presos pasan 23 horas al día en una celda de muros gruesos de cemento, con escaso un mobiliario inamovible y cerrada con una doble puerta metálica que impide que los reos se vean unos a otros.
Sólo algunos de ellos tienen acceso a televisión o libros y su único contacto con el exterior se limita a una pequeña ventana de 10 centímetros y a las 10 horas semanales donde se les permite salir al patio, eso sí, encerrados en una jaula personal.
La comida se la sirven en la celda y las visitas familiares son casi nulas, y cuando llegan, se realizan a través de un grueso panel que evita cualquier el contacto físico.
Actualmente, más de 400 presos viven su particular infierno en esta prisión sin apenas contacto entre ellos.
Terroristas, antiguos líderes de bandas delictivas, asesinos múltiples, presos que han atacado a funcionarios de prisión, estas son algunas de las compañías que podrá encontrar ‘El Chapo’ en la prisión.
Desde Amnistía Internacional llevan varios años denunciando las irregularidades de esta prisión que vulnera sistemáticamente “las leyes internacionales”, según sostienen en su informe ‘Sepultados: Aislamiento en el Sistema Penitenciario Federal de Estados Unidos’. Desde su inauguración al menos seis presos se han suicidado en sus celdas; la mayoría ahorcados con sus propias sábanas.