Los manifestantes en Minneapolis prendieron fuego a las instalaciones y al edificio del tercer precinto de la policía, al que pertenecían los cuatro agentes que detuvieron al afroamericano George Floyd, de 46 años.
La violencia de la policía contra los afroamericanos vuelve a ser el centro de atención en un país que sufre la epidemia del racismo.
Esto de se ha desatado a raíz de la publicación de un vídeo donde se ve cómo Floyd estaba esposado e inmovilizado en el suelo, mientras uno de los uniformados, Derek Chauvin, mantenía su rodilla sobre el cuello del detenido, que gritaba “no puedo respirar”.
Floyd desafortunadamente murió mas tarde en el hospital.
A pesar de las llamadas de paz del alcalde de la ciudad, Jacob Frey y de la activación de la Guardia Nacional por el gobernador Tim Walz, por primera vez en 34 años, las concentraciones de este jueves y madrugada del viernes todavía tuvieron mayor carga de ira.
En las horas previas, los responsables de Justicia federales y estatales aseguraron que investigarán a fondo, aunque matizaron que “es demasiado pronto” para proceder a imponer cargos y practicar detenciones.
Las protestas se expandieron este jueves por diversas ciudades de Estados Unidos, de Nueva York, con unos 40 detenidos, a Los Angeles, pasando por Denver, donde se escucharon disparos cerca del Capitolio.