Agencias.- La contignencia por el coronavirus está llevando al extremo la situación en el mercado del petróleo.
Antes de la apertura de los mercados en Europa, el barril de West Texas Intermediate (WTI) (de referencia en EEUU) bajó de los 15 dólares -situándose en niveles de 1999-; horas después, a las puertas del inicio de cotización en Wall Street, el barril para entrega en mayo perdió el nivel de los 11 dólares (10,77), pero a medida que ha avanzado la sesión en EEUU, el desplome ha hundido el precio más de un 90% y hasta que ha entrado en terreno negativo (-1,4 dólares)
La pandemia ha provocado una reducción drástica de las perspectivas de demanda para los próximos meses ante la caída de la actividad económica y las restricciones de los viajes.
Hay una sobreproducción de oferta y la reducción de la demanda no sólo ha desplomado los precios, sino también ha llevado al límite la capacidad de almacenamiento de las empresas y centros logísticos en países como EEUU y esta es ahora una de las principales preocupaciones.
Para intentar frenar el desequilibrio, tanto la OPEP como los países productores aliados, entre ellos Rusia, acordaron reducir su producción en casi 10 millones de barriles diarios, pero esa reducción, además de resultar insuficiente, tiene menos efectos sobre el crudo estadounidense.
En el país norteamericano, la industria del fracking ha crecido notablemente en los últimos años, hasta el punto de que EEUU se ha convertido en el mayor productor de petróleo del mundo. sin embargo, gran parte de esa producción no encuentra salida y casi no tienen lugares para reservarla. La posibilidad de un colapso del sector y de algunas de sus empresas está encima de la mesa.
Ante la deriva que ha tomado la situación, el número de plataformas de perforación ha ido a la baja en los últimos días, pero no compensa la velocidad a la que se acumulan las reservas.
Hay analistas que empiezan a apuntar la posibilidad de que los precios caigan a terreno negativo.