Donald Trump cumplió su amenaza y firmó una orden ejecutiva con el objetivo de retirar a las redes sociales las protecciones contra reclamaciones legales por el contenido que aparece en sus plataformas.
La orden es una aparente represalia a Twitter, que esta semana colocó advertencias con dudas sobre su veracidad en dos mensajes del presidente donde calificaba de “fraudulento” el voto por correo.
Trump, que tiene más de 80 millones de seguidores en Twitter su red “favorita” para propagar sus mensajes y comunicarse de forma directa.
Pero la red social se ha comprometido desde las elecciones de 2016 a evitar propagar teorías conspiradoras, bulos y falsedades y Trump acabó por ser advertido.
En la firma de la orden ejecutiva, Trump aseguró que Twitter tomaba “decisiones editoriales” y que hacía “activismo político”.
“Estamos hartos”, dijo el presidente, que aseguró que firmaba su orden para mantener la libertad de expresión en EEUU. El decreto busca que los reguladores reformen la ley que da inmunidad a las páginas web y redes sociales para moderar sus propias plataformas.
Su viabilidad sin la participación del Congreso es dudosa y es muy posible que abra una nueva batalla legal contra la Administración Trump.
Preguntado por si optaría por cerrar su cuenta, el presidente aseguró que no lo hacía por “la falsedad de las noticias” y añadió que “si hubiera una prensa justa en este país lo haría de forma inmediata”.
Trump y sus aliados conservadores han defendido durante años que las redes sociales les perjudican y tratan de callar sus voces y privilegiar las de los sectores liberales.