Redacción.- Un atentado muy particular tuvo lugar hace unos días en la provincia de iraquí de Diyala, se trató de dos vacas que tenían explosivos atados alrededor de sus cuerpos.
Afortunadamente la detonación no causó víctimas, pero se ha convertido en una exhibición de las nuevas tácticas que han comenzado a emplear las huestes del autodenominado Estado Islámico.
Las reses se hallaban cerca de un puesto de control militar a unos 70 kilómetros al noreste de Bagdad cuando los soldados abrieron fuego.
La explosión, es la primera de este tipo registrada en los últimos años y causó algunos desperfectos en las viviendas más próximas.
Poco después, las autoridades lanzaron un operación para tratar de dar caza a las células del grupo que dirige Abu Bakr al Bagdadi y que llegó a controlar vastas zonas de Irak y la vecina Siria.
“Fue un ataque frustrado. Creemos que las células se esconden en zonas desérticas, en regiones de orografía difícil y montañosa” dijo la portavoz del ejercito.
El empleo de animales como artefactos explosivos improvisados no es una novedad entre los yihadistas. En la década de la invasión estadounidense de Irak, la rama local de Al Qaeda, sorprendió a las fuerzas de seguridad con el uso de animales, desde vacas a perros.
Los “burros bomba” también se convirtieron hace una década en un arma de los extremistas en Afganistán y Pakistán en ataques contra fuerzas de la OTAN.