La despedida de Carlos Manzo Rodríguez, reunió alrededor de su féretro a miles de habitantes de Uruapan, Michoacán, que abarrotaron la Plaza de Los Mártires para rendirse ante quien consideraban una esperanza ante la reinante inseguridad y violencia en su territorio.
El reclamo de justicia resonó fuerte; hubo también momento de aplausos al son de “presidente, presidente”, para alguien que fue la voz de muchas víctimas durante los últimos años, particularmente los 12 meses que fungió como alcalde.
Entre sollozos, su viuda Grecia lamentó su muerte, pero también se refirió al presunto pistolero abatido después de asesinar a Carlos Manzo.
“Porque ayer murieron dos y al final de cuentas es otra madre que hoy está llorando en su casa, es otra madre que si hubiera educado a su hijo, le hubiera dado amor, le hubiera dado cariño, quizá ese hijo no hubiera atentado contra la vida de mi Carlos”, señaló.
Después del homenaje, Carlos Manzo fue llevado a un templo para la misa de cuerpo presente y alrededor de las 18:00 fue sepultado en el Panteón Municipal.
Antes, durante el velorio del alcalde, Alfredo Ramírez Bedolla, gobernador del estado, llegó a la sala velatoria y donde fue abucheado y tuvo que irse apresurado ante las muestras de molestia por su presencia.