Redacción.- Una semana después de que un hombre fuera abatido a tiros tras abrir fuego y matar a dos personas en una iglesia de White Settlement, un buen número de feligreses regresaron este domingo al templo a recibir misa, pero armados.
Ted Aldred, de 72 años originario de esta región al oeste de Dallas/Fort Worth, dijo que desafortunadamente se ha vuelto necesario traer arma.
Más de 200 personas asistieron al oficio religioso celebrado en la Iglesia West Freeway Church of Christ, donde varias personas depositaron ramos de flores en recuerdo de las víctimas del tiroteo.
El 29 de diciembre, Keith Thomas Kinnumen, de 43 años, abrió fuego durante una misa dominical y mató a Anton Wallace, de 64 años, de Fort Worth, Texas, y a Richard White, de 67, de River Oaks, antes de ser abatido por un feligrés entrenado como equipo de seguridad.