Un agente de la Patrulla Fronteriza (CBP) que trabajaba cerca de la escuela Robb Elementary cuando inició el tiroteo, decidió entrar a la institución sin dudar, ni esperar refuerzos matando a balazos al agresor, quien estaba tras una barricada.
El agente resultó herido, pero pudo salir de la escuela por su propio pie.
Las autoridades no han revelado un móvil hasta el momento, pero el gobernador de Texas Greg Abbott identificó al agresor como Salvador Ramos y dijo que era un residente de la comunidad y alumno de la High School; portaba un chaleco antibalas y estaba armado con un rifle.
Ramos había publicado pistas en redes sociales de un posible ataque, insinuando que “deberían cuidar a los niños”.
Asesinó a su abuela antes de dirigirse a la escuela con dos fusiles de asalto que había comprado en su cumpleaños 18, informó por su parte el senador estatal Roland Gutierrez.
A últimas noticias la cifra era de 24 muertos, incluido Salvador y su abuela. 19 niños de entre 7 y 9 años, dos maestras.
El ataque se produjo apenas 10 días después de una masacre motivada por el racismo en un supermercado de Buffalo, Nueva York, que se sumó a una serie de asesinatos en iglesias, escuelas y tiendas en distintos puntos del país en lo que va del año.
Y las perspectivas para cualquier reforma a las regulaciones sobre armas de fuego en el país son tan poco favorables como lo fueron tras el tiroteo en Sandy Hook.