Se aproxima la celebración del Día de Muertos, una conmemoración muy especial para los mexicanos, siendo el perro Xoloitzcuintle uno de los elementos más importantes de nuestra cultura.
Pero, ¿por qué se le relaciona con esta celebración? Aquí un poco sobre su historia y origen.
La raza es nativa de México y se dice lleva más de 7 mil años habitando.
Desde tiempos prehispánicos, esta particular raza de perros ha sido venerada, ya que existía la creencia de que estos animales eran guardianes de los espíritus, que guiaban a las almas de los fallecidos por el largo y difícil camino por Mictlán, la ciudad de los muertos.
Se pensaba que su misión era ayudar a pasar a las almas por un profundo río que atraviesa la tierra de los muertos. Incluso, se decía que si la persona en vida había tratado mal a los animales, especialmente a los perros, el Xolo se negaría a ayudarlo a pasar, por lo cual perecería por la eternidad.
En cambio, si la persona había sido buena, el Xolo gustoso tomaría el alma, la pondría sobre su lomo y la llevaría a salvo hasta el otro lado.
Los Xoloitzcuintles no solamente eran valorados en el mundo espiritual, sino también cuando estaban vivos, ya que eran asociados a Xolotl, el dios de la muerte, con el cual deberían ser bondadosos si querían gozar de una muerte agradecida y sin sufrimiento. Es por eso que nuestros antepasados demostraban su admiración y devoción a esta raza de perros.
Además, la leyenda que si el Xoloitzcuintle es de color negro, no podrá llevar a las almas del otro lado del río, pues dicho color indica que él ya se ha sumergido en el río y ha guiado ya a suficientes almas a su destino, si el Xolo es blanco o de color muy claro, tampoco podría atravesar el río, pues eso significa que es muy joven y aún no ha podido alcanzar la madurez para lograrlo.