Redacción.- La muerte del general iraní Qasem Soleimani, capitán de las fuerzas especiales del ejército en Irán, creó polémica alrededor del mundo y tensó la situación entre el país del medio oriente y Estados Unidos.
Luego de que por ordenes directas del presidente norteamericano, Donald Trump, bombardearon el automóvil en el que viajaba Soleimani y otras personalidades, quienes perdieron la vida.
Aunque al principio fue tratado con mucho hermetismo el caso, conforme pasaron las horas, autoridades estadounidenses fueron revelando nuevos datos del capitán asesinado; entre ellos, uno que supuestamente lo vincula directamente con México.
De acuerdo con el vicepresidente de los Estados Unidos, Mike Pence, Soleimani tenía vínculos con un cártel mexicano.
Fue aproximadamente en el 2011, que gente del general iraní y del grupo criminal mexicano planearon una serie de ataques terroristas con objetivo en las embajadas de Arabia Saudita e Israel en territorio estadounidense, cuenta Pence a través de Twitter.
En el mismo plan incluían asesinar al entonces embajador saudí Adel Al-Jubeir, para lo que pagaron a un empresario iraní-estadounidense, quien a su vez tenía la orden de contratara a un sicario en Tamaulipas.
Según la información proporcionada por Pence, sí el sicario hacía volar al diplomático árabe, el cártel tendría abierto el mercado del opio del Medio Oriente.
Sin embargo, en el mismo año en que realizaban las “negociaciones” a través de un comunicado el Departamento de Justicia en EEUU informó que habían detenido a Manssor Arbabsiar, un empresario iraní-estadounidense, quien se reunió con un informante de la DEA que se hizo pasar por un líder del cartel.
Supuestamente el objetivo era la embajada árabe o un restaurante popular entre la clase política estadounidense, en el que el entonces embajador solía ir a cenar, ambos lugares ubicados en Washington.
Para el 28 de septiembre, tras un deposito de 100 mil dólares como anticipo para la delincuencia organizada, Arbabsiar regresó a México para finalizar las negociaciones.
En tanto, Washington ya había informado a la Secretaría de Gobernación y al Cisen de su llegada a la CDMX, en donde las autoridades migratorias rechazaron su ingreso al país y lo enviaron a Nueva York para que allá lo arrestaran.
Esa misma noche Arbabsiar confesó la trama. Fue condenado a 25 años de prisión.