En esta temporada de calor es común que los anillos no nos queden o nos aprieten un poco los zapatos y es que nuestras manos y pies pueden hincharse en verano.
Una de las razones de este fenómeno es la formación de edema, que es una acumulación de líquido intersticial, es decir, una acumulación excesiva de líquidos en los tejidos.
Si bien el edema puede afectar cualquier parte del cuerpo, se puede observar con mayor frecuencia en las manos, los brazos, los pies, los tobillos y las piernas.
El líquido excedente se ubica por fuera de los vasos -sistema circulatorio- en el tejido intersticial.
“Es importante acudir al médico para que sea él quien identifique la causa, ya que también puede ser síntoma de una afección grave, como enfermedades cardíacas, renales, pulmonares o hepáticas”
¿por qué sucede especialmente en verano?
Los edemas son más frecuentes en verano con las temperaturas más cálidas, que hacen que los vasos de nuestra piel estén más vasos dilatados como para enfriarnos.
Las altas temperaturas que alcanzan los días estivales, al causar dilatación en los vasos sanguíneos, hacen que la sangre fluya más lentamente. Así, la sangre se acumula en los capilares, sube la presión local y los líquidos se vierten más fácilmente a los tejidos.
La adopción de ciertos hábitos puede contribuir a sostener la problemática: el exceso de sal en las comidas, llevar una vida sedentaria, tomar poco líquido, pasar muchas horas del día de pie o sentado, la ingesta de ciertos fármacos y los cambios hormonales que se producen durante el embarazo o en el ciclo menstrual.