Fuegos artificiales caseros explotaron el miércoles por la noche cuando estaban siendo destruidos por un equipo de expertos en explosivos en Los Ángeles.
La detonación volcó y dañó autos, reventó ventanas en varias viviendas e hirió a 17 personas, incluidos agentes de policía, según las autoridades.
Se suponía era una operación segura para neutralizar explosivos demasiado inestables, que estaban dentro de un contenedor de hierro en un camión; se habían incautado junto con toneladas de material pirotécnico ilegal en un vecindario del sur de la ciudad.
Nueve agentes de policía y otro del Departamento de Alcohol, Tabaco, Armas de Fuego y Explosivos de Estados Unidos fueron atendidos en el hospital por lesiones menores, indicó el jefe de bomberos Ralph M. Terrazas.
Seis civiles de entre 51 y 85 años fueron trasladados al hospital, tres con lesiones leves y tres moderadas. Otra persona fue atendida en el lugar, según responsables de bomberos.
La explosión se produjo después de que la policía pasara el día gestionando entre 1.300 y 2.200 kilos de fuegos artificiales encontrados en una vivienda tras recibir un reporte. La policía los encontró en un patio, en cajas apiladas hasta más de dos metros de altura, dijo el jefe de bomberos Ralph M. Terrazas.
El jefe de policía explicó que se habían comprado fuera del estado para venderlas en el barrio en los festejos del 4 de julio; las cajas venían identificadas como fabricadas en China.
Se trataba de 40 artefactos caseros del tamaño de latas de refresco, con mechas sencillas, y unos 200 dispositivos similares más pequeños.