El presidente de Estados Unidos Joe Biden, anunció nuevas medidas para limitar la circulación de las armas de fuego, en un evento en su visita a una comunidad suburbana de Los Ángeles, donde un hombre armado irrumpió en un salón de baile y mató a 11 personas en enero.
Instó al Congreso a asumir la “responsabilidad” y tomar medidas drásticas contra los rifles semiautomáticos de estilo militar, que se usan con mayor frecuencia en tiroteos masivos.
Sabiendo que el Congreso está dividido, con un Senado en manos de los demócratas y la Cámara de Representantes bajo control de los republicanos. Y estos últimos han rechazado durante décadas leyes más estrictas sobre la compra de armas.
“Prohíban las armas de asalto… Háganlo ahora. ¡Basta ya! Hagan algo. Hagan algo grande”, pidió.
El presidente dijo a la multitud que había firmado una orden ejecutiva destinada a endurecer los controles de antecedentes para la compra de armas, promover un almacenamiento más seguro de las armas de fuego y garantizar que las agencias policiales obtengan más a partir de una ley bipartidista de control de armas promulgada el verano pasado.
Pero Biden sólo tiene un poder limitado para ir más allá de esa ley que se aprobó tras la matanza de 10 clientes en una tienda de Buffalo, Nueva York, y de 19 estudiantes y dos profesoras en la escuela primaria de Uvalde, Texas.