El año pasado, los científicos que dirigen las manecillas del simbólico Reloj del Fin del Mundo anunciaron que la humanidad nunca había estado tan cerca de su propio fin, más que “incluso en el apogeo de la Guerra Fría”.
Apuntaban al cambio climático, a la inestabilidad política, entre otras muchas amenazas, las pandemias y fueron acusados de alarmismo, casi como cada año.
Dos meses después, llegó la pandemia, hubo megaincendios en California y otros acontecimiento.
Hoy, el Boletín de Científicos Atómicos mantiene, como el año pasado, las manecillas del reloj del apocalipsis a 100 segundos de la medianoche, que simboliza el fin del mundo.
“El covid no acabará con la humanidad, afirmó la presidenta del Boletín, Rachel Bronson; pero es un ejemplo claro de que las autoridades de todo el planeta no son capaces de afrontar peligros globales como la emergencia climática“
“Como podemos ver con la pandemia actual, algo tan pequeño como una mutación viral podría acercarnos al día del juicio final. Debemos seguir tomándonos esta amenaza en serio“, añadió la doctora Asha George, del Consejo de Ciencia y Seguridad del Boletín.
El Boletín ideó este reloj para denuncia el peligro de autodestrucción al que se acercaba la humanidad con la llegada de las bombas atómicas en 1945.
Ahora que el reloj cumple 75 años, se han incorporado más riesgos existenciales: desde el bioterrorismo y la inteligencia artificial a los virus incontrolables.
En 2007 se incluyó el cambio climático como un peligro grave para la humanidad que demandaba una respuesta “urgente e inmediata” y desde entonces la manecilla del reloj no ha dejado de acercarse a la medianoche.