Es un ‘modus operandi’ propio de una novela picaresca, ambientada en este caso en Alicante, una turística ciudad española bañada por el Mediterráneo.
Consiste en sentarse en la mesa de buenos restaurantes para disfrutar de suculentas comidas, regadas normalmente con buenos whiskys, antes de fingir un infarto para evitar pagar la cuenta.
Su hacedor es un turista lituano de 50 años, con apariencia de hombre adinerado, que suele practicar sus estafas por bares y restaurantes del centro de la ciudad.
La última fue el pasado martes, cuando se dirigió a “El buen comer”, pidió paella de marisco y un whisky, e intentó marcharse sin pagar.
“Se tiró al suelo sin desplomarse”
Cuando un camarero le dijo que debía abonar la cuenta, de 34,85 euros, el turista respondió que iba al hotel a buscar su cartera. Ante la negativa del empleado, se tiró al suelo e hizo su show.
“Parecía todo normal, un señor de una apariencia muy normal. Se tiró al suelo, pero no se tiró como desplomándose, apoyó la mano, se dejó caer”, explicó a la televisión local Moisés Doménech, dueño del bar.
El restaurante no cayó en la trampa y llamó a la Policía, que al llegar lo reconoció y volvió a arrestarlo. Este jueves, un juez decretó prisión provisional en su contra por ser reincidente.
De hecho, es tan conocido entre el gremio hostelero y la propia Policía, que le llaman el ‘gastrojeta’.
El turista no tiene domicilio y, según la prensa, entiende pero no habla español. Se sabe que está en Alicante desde por lo menos noviembre de 2022, que fue la primera vez que resultó detenido. Desde entonces, ha sido arrestado 20 veces, siempre sonriente y sin perder la calma, explica la agencia EFE.
En su historial figuran intentos de cuentas sin pagar con platos como arroz con bogavante o entrecots. Según la Policía, suele pedir ensaladilla rusa de entrante.