Si bien las grandes urbes no son los mejores lugares para ver las estrellas, la contaminación lumínica generada por el alumbrado artificial, además de tener consecuencias negativas para la salud humana y la fauna, nos impide apreciar los astros y constelaciones.
Científicos consultados por The Guardian coinciden en que el aumento del uso de diodos emisores de luz (LED) ha provocado que la Vía Láctea y otros cuerpos celestes sean cada vez menos visibles.
La situación ha alcanzado altos niveles que estiman que las estrellas podrían ser invisibles en unos 20 años. De tal suerte, un niño nacido en un lugar donde se ven 250 estrellas por la noche, únicamente podrá observar alrededor de 100 cuando cumpla 18 años.
De acuerdo a investigadores del Centro Alemán de Geociencias, desde 2011 hasta 2022 el cielo nocturno se ha vuelto un 9,6 % más brillante cada año.
No obstante, científicos aseguran que una serie de ligeros cambios en las luminarias podría reducir sustancialmente la contaminación lumínica, como garantizar que las luces exteriores tengan las pantallas bien colocadas y apunten hacia abajo, limitar su intensidad y asegurarse de que tengan un espectro de luz rojo-naranja.
Del mismo modo, los especialistas han alertado sobre las consecuencias negativas que la iluminación artificial tiene sobre como que estimula el desdoblamiento del azúcar en la sangre y la producción de melatonina; mientras que en la fauna, diversos animales, se ven atraídos por las luces artificiales y mueren inmediatamente al entrar en contacto con la fuente