El pasado 7 de agosto se llevó a cabo una boda privada en el Big Moose Inn de Millinocket, Maine, Estados Unidos, que ocasionó un brote masivo de coronavirus, incluso entre personas que no asistieron a la recepción.
Las autoridades de salud dieron a conocer que 22 personas que asistieron a la boda dieron positivo, desencadenando brotes secundarios y terciarios que resultaron en un contagio de al menos 147 personas en total.
Una de las razones de que la fiesta terminara en tragedia, es que los invitados fueron 65 más que el máximo permitido de 50 personas.
Primero asistieron a una ceremonia en una iglesia baptista, y luego a una recepción en el albergue “Big Moose Inn”, ambos cerca de Millinocket, un pueblo de 4.000 habitantes.
Diez días más tarde, 24 personas vinculadas al casamiento dieron positivo al COVID-19, y el Centro para el Control de las Enfermedades de Maine abrió una investigación.
Siete murieron, aunque “ninguna estuvo físicamente presente en la fiesta”.
Un total de 39 casos y seis muertes ocurrieron en un hogar de ancianos, más de 80 casos fueron identificados en una prisión a 370 km del lugar de la fiesta pues uno de los guardias asistió.
Algunos residentes del pueblo están furiosos con los organizadores, comenzando por el albergue donde tuvo lugar, y cuya habilitación fue suspendida temporalmente.
Interrogados del porqué se habían admitido mas de las 50 personas que el estado permite, los dueños del club privado dijeron que habían malinterpretado la disposición del estado.
Ellos pensaron que el límite era de 50 personas por salón, en vez de 50 personas como número total por evento