Luego de que el volcán de Cumbre Vieja de la isla canaria de La Palma entrara en erupción el pasado domingo 19 de septiembre, este martes a las 11 de la noche (hora local) la lava llegó hasta el mar y empezó a ganar terreno para la isla.
La colada comenzó a precipitarse lentamente en el Atlántico en las cercanías de la playa de los Guirres, una zona de acantilados en la costa del municipio de Tazacorte.
El magma del nuevo volcán está creando un delta de lava, que ya ocupa 500 metros de ancho, y las aguas cercanas han cambiado de tonalidad por los efectos del material volcánico.
El contacto de la lava del volcán de La Palma con el agua del mar, produce nubes de gases ácidos que pueden causar corrosión y tener efectos en el sistema respiratorio, además de causar irritación en los ojos y en la piel.
Pero las consecuencias del contacto con estos gases, parecidos al aguafuerte (limpiador doméstico compuesto principalmente por ácido clorhídrico), precisan de una exposición prolongada y sin protección para que sean graves.
Además, la atmósfera permite una rápida disolución de las concentraciones. Según el Cabildo de La Palma, el aire de la zona alejada de la desembocadura de la colada es “perfectamente respirable” y no se han registrado valores que se consideren perjudiciales para la salud.
La lava llega a la costa a unos 1.000 grados y entra en contacto con el agua del mar, que se encuentra a una temperatura de 23 grados. Ese choque térmico genera una nube de gases.
Se produce un enfriamiento que hace que la lava se vaya rompiendo y que sus fragmentos se depositen sobre el leche marino, mientras que otra parte se libera en forma de gases.
“Si fuera agua pura no pasaría nada, pero la del mar tiene iones disueltos que son cloruros y sulfatos que se incorporan al vapor generado y, en la atmósfera, reaccionan con las moléculas de agua para formar ácidos clorhídrico, sulfúrico y fluorhídrico. Pero, como el cloro es el más abundante, principalmente clorhídrico; se produce algo parecido a lo que la gente conoce como aguafuerte”, dio a conocer Antonio Romero, profesor de Química de la Universidad de Sevilla para El País.