Tras su brillante actuación en los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro 2016, todas las miradas estaban posicionadas sobre Simone Biles, la gimnasta estadounidense, considerada la gran favorita para Tokio 2020.
Sin embargo la expectativa se derrumbó en las últimas horas, luego de un salto fallido, la estrella se marchó a un costado con los entrenadores e informó sobre una molestia; aunque no se veían signos obvios de lesión, regresó de la sala de tratamiento flexionando el tobillo.
Minutos más tarde, haría declaraciones sobre la realidad.
“Desde que entro a escena, estoy yo sola con mi cabeza, tratando con demonios en mi cabeza. Debo hacer lo que es bueno para mí y concentrarme en mi salud mental y no comprometer mi salud y mi bienestar… Físicamente, me siento bien, estoy en forma. Emocionalmente, eso varía según el momento. Venir aquí a los Juegos Olímpicos y ser la estrella principal no es una hazaña fácil, así que estamos tratando de hacerlo un día a la vez y ya veremos”
Momentos después se mostró feliz cuando tuvo que subir al podio para recibir la medalla de plata en la competencia por equipos luego que sus compañeras terminaran el evento por detrás de Rusia.
Ahora debería reaparecer el próximo jueves 29 de julio en la final del concurso completo femenino a nivel individual, pero advirtió: “Lo tomaremos día a día, y veremos”
La salud mental de los deportistas irrumpió en primera plana a raíz de la decisión de la japonesa Naomi Osaka de abandonar Roland Garros por un tema similar.