Samuel Little, “el mayor asesino en serie de la historia de Estados Unidos”, según la Oficina Federal de Investigación (FBI), murió este miércoles en California a los 80 años.
En 2018 Little confesó 93 asesinatos, la mayoría mujeres, cometidos entre 1970 y 2005 donde la mayor parte de sus víctimas eran adictas a las drogas o prostitutas.
En muchos casos nunca fueron identificadas ni sus muertes investigadas, pues su espiral de violencia pasó desapercibida durante décadas
Después de que Little, ya en prisión, comenzara a dar nombres de las víctimas, el FBI confirmó que estaba envuelto en al menos 50 muertes.
El Departamento de Prisiones de California informó este miércoles de su muerte, pero no dio el motivo del fallecimiento.
Estaba cumpliendo tres cadenas perpetuas sin libertad condicional tras ser condenado en 2014.
Este sujeto aprovechaba su fuerza y su experiencia como boxeador para golpear con los puños a sus víctimas y luego estrangularlas, por lo que no dejaba marcas de homicidio con ninguna arma.
Eso hizo que muchas muertes fueran atribuidas a sobredosis, accidentes e incluso causas naturales.
Uno de los casos que confesó Little es el de Melissa Thomas, de 24 años, cuyo cadáver desnudo fue encontrado en 1996 en un cementerio de Opelousas, Luisiana.
Aseguró que la conoció en la calle y la invitó a su auto a consumir drogas. Aparcaron junto al cementerio y cuando iban a tener relaciones sexuales en el asiento trasero, él comenzó a acariciarle el cuello.
“¿Por qué sigues tocándome el cuello? ¿Eres un asesino en serie?”, le preguntó ella, según le contó Little a la detective del caso, Crystal LeBlanc. Entonces Little se enfureció y decidió matarla.
El hombre usaba su fuerza de forma tan desmedida que una de sus víctimas a la que golpeó en el abdomen sufrió la rotura de la columna vertebral.
Según la descripción de detectives entrevistados por la prensa, Little hablaba con entusiasmo sobre sus crímenes y hasta se reía cuando recordaba detalles. “Es un psicópata carismático”, decían.