Redacción.- Al menos cuatro policías murieron en un ataque con cuchillo perpetrado por un compañero de trabajo en la prefectura de policía de París, muy cerca de la catedral de Notre Dame.
El agresor, empleado administrativo en la misma sede, también ha sido abatido a tiros.
Aunque hasta el momento se desconoce el motivo que provocó el ataque, aunque no existen indicios de que se trate de terrorismo, pese a ser una hipótesis no descartada por la policía.
El atacante, quien se convirtió al islam hace 18 meses, según la prensa local, usó un cuchillo de cerámica, muy difícil de detectar en los controles de entrada, lo que llevaría a pensar que actuó de modo premeditado.
Llevaba 20 años trabajando en la policía, según Loïc Travers, secretario del sindicato Alianza Policía, trabajaba en la dirección de información.
Empezó el ataque cerca de su despacho y luego en las escaleras, otro policía lo abatió haciendo uso de su arma automática.
El agresor, de 45 años, nació en Fort-de-France, en la isla de Martinica, departamento francés en las Antillas, y, según algunas informaciones, sufría una discapacidad.
Los hechos se han producido un día después de la gran manifestación de policías en París en protesta por sus duras condiciones de trabajo, las agresiones que sufren y cierto desprecio social.
La tragedia ha provocado gran consternación, por ser de carácter interno, sin precedentes, y reabrirá el debate sobre el malestar entre las fuerzas del orden, bajo un constante estrés por la amenaza terrorista, la revuelta de los ‘chalecos amarillos’ y las dificultades que tienen para trabajar en barrios marginales donde la delincuencia es endémica.
Por el momento, la estación de metro Cité de la capital francesa, cercana a la central policial donde ha tenido lugar el ataque, ha sido cerrada por razones de seguridad, apuntan los portavoces de los transportes públicos franceses (RATP por sus siglas en francés).