Han pasado tres años después de que estallara la pandemia por COVID-19 en Wuhan, la novena ciudad más poblada de China y uno de los grandes polos comerciales, industriales y educativos.
En esta ciudad del centro del país, fue donde se comenzó a transmitir el virus SARS-CoV-2 y justo en esta fecha se dio su primer confinamiento.
Sin embargo ahora, ya han pasado página y sus residentes no quieren recordar el largo confinamiento que sufrieron, ni que se asocie a la localidad con el patógeno.
“¡Ya no tenemos miedo!” afirman algunos habitantes que recuperaron una vida completamente normal tres años después del inicio de un estricto y traumatizante aislamiento.
Los habitantes recuerdan el caos de los primeros días de enero de 2020, en el que el virus comenzaba a hacer estragos; si bien es en noviembre de 2019 cuando muchos epidemiólogos y virólogos creen que empezó a circular por la ciudad.
“No se podía ni entrar ni salir de casa, y nadie tenía comida suficiente porque era imposible prever cuánto tiempo estaríamos sin salir”
Hoy, no hay signo de la ciudad fantasma en que se convirtió Wuhan en enero de 2020, pese al frío, la gente aprovecha las vacaciones del Año Nuevo chino para ir de compras en los mercados o para pasearse por la orilla del río Yangtsé.