Redacción.- Los médicos rusos que atendieron a las víctimas de la radiación provocada por la explosión militar en el Ártico hace dos semanas temen haber sido irradiados.
Cinco ingenieros nucleares murieron y seis personas resultaron heridas el 8 de agosto después de que durante la prueba de un motor nuclear ocurriera una explosión en el centro de ensayos en Nyonoksa, según fuentes oficiales.
El presidente ruso, Vladimir Putin, confirmó que se estaba probando un arma nuclear nueva pero se dieron pocos detalles del accidente.
El 14 de agosto, la agencia meteorológica rusa Rosgidromet reveló que los niveles de radiación habían sido superados 16 veces por encima de lo normal en la ciudad de Severodvinsk, a 47 kilómetros al este de Nyonoksa y de acuerdo a los datos oficiales, la radiación que alcanzó no fue lo suficientemente fuerte para causar daños sanitarios.
Bajo anonimato, dos de los médicos en la ciudad de Arkhangelsk, dijeron que al menos 90 personas entraron en contacto con las víctimas, pero que el ejército no les advirtió sobre ningún riesgo de contaminación nuclear.
Los médicos se encontraban en el hospital regional civil de Arkhangelsk, donde se atendió a tres de los heridos.
Deciden hablar porque temen por su propia salud y no querían que ocurriera otra “quiebre (de seguridad)”.
Dijeron que era claro que los tres pacientes traídos al hospital se encontraban muy enfermos. Tras ser examinados en la sala de emergencias, los pacientes fueron enviados al salón de operaciones, pero emergencias continuó admitiendo pacientes durante una hora, según los médicos, hasta que los doctores se percataron de que los tres pacientes “habían recibido altas dosis de radiación”.
Este hospital atiende complicaciones en el embarazo y otras condiciones médicas de dificultad.
El personal médico se mantuvo tratando a las víctimas sin conocer la dosis de radiación. De hecho, tuvieron que improvisar sus propios métodos de protección y, por ejemplo, tomaron máscaras del kit de primeros auxilios de la cabina del helicóptero. Al siguiente día, las tres víctimas fueron trasladas a Moscú para ser tratadas con especialistas en radiación, de quienes se desconoce su estado.

Más tarde, un equipo militar llevó a cabo un trabajo de descontaminación en el hospital de Arkhangelsk, durante el cual se llevaron la ropa de las víctimas, camillas y realizaron un “lavado altamente radioactivo”.
“Nuestros limpiadores deberían haber sido avisados. Son simples campesinos”, dijeron los médicos refiriéndose a que la labor del equipo de limpieza del hospital no contó con las medidas de seguridad pertinentes.
Otro de los médicos describió el estrés que sufre el personal del hospital a raíz de que les ocultaron las advertencias de seguridad durante los momentos de emergencia.
Dos semanas después de la explosión, el Ministerio de salud de Rusia dijo que ninguno de los doctores en el hospital de Arkhangelsk había sido expuesto a una dosis de radiación dañina.
Esta conclusión estaba basada en los exámenes médicos de 91 trabajadores del hospital, dijo el Ministerio.