El presidente de Turquía, Recep Tayyip Erdogan, firmó el viernes un decreto para convertir en mezquita la antigua basílica bizantina de Santa Sofia en Estambul, función que ya cumplió durante el Imperio Otomano.
El edificio, patrimonio de la humanidad, fue secularizado y convertido en museo en 1934 por un decreto ministerial que fue anulado hoy por una decisión del máximo tribunal administrativo turco, el Danistay.
La sentencia abría la vía para que la antigua iglesia volviera a utilizarse como mezquita, algo que será efectivo a partir de ahora mismo con el decreto presidencial, que transfiere la propiedad del edificio a la Diyanet, el organismo turco equivalente a un Ministerio de la Religión, del que dependen las mezquitas del país.
Tras esto, quita las competencias de gestión del edificio al Ministerio de Cultura y Turismo, al que le correspondía hasta ahora, siendo una de las principales atracciones turísticas de Estambul con 3,8 millones de visitantes en 2019.
Aún no se conocen los efectos prácticos de la decisión, ya que sería difícil imaginar que los fieles vayan a rezar bajo una cúpula decorada con imágenes de Jesucristo y la Virgen, cuando el islam rechaza la presencia de imágenes humanas en sus templos.
La Unesco, que registró el espacio como Patrimonio de la Humanidad en 1985, lamentó “profundamente la decisión de las autoridades turcas, adoptada sin diálogo previo, de modificar el estatus de Santa Sofía”.
Erdogan ya se había mostrado en varias ocasiones favorable a convertir a Santa Sofía de nuevo en mezquita. El año pasado había calificado su transformación en museo de “gran error”
Desde la llegada de Erdogan al poder en 2003, las actividades ligadas al islam se incrementaron en Santa Sofía, con sesiones de lectura del Corán u oraciones colectivas en el atrio del monumento.