La sonda china Chang’e 6 aterrizó hoy en la región septentrional china de Mongolia Interior con las primeras muestras de la superficie de la cara oculta de la Luna, que podrían arrojar luz sobre el pasado de nuestro satélite y del sistema solar.
Con ello, China se convierte en la primera nación capaz de posar una nave robótica en esa región inexplorada, una hazaña que ningún otro país ha logrado.
Completó con éxito su misión lunar robotizada más compleja hasta la fecha, la Chang’e 6, con la que ha logrado alunizar en la parte más remota, recolectando dos kilos de rocas lunares, transfiriéndolos al módulo de regreso y transportarlos hasta nuestro planeta, en suplazo previsto de 53 días.
Los científicos podrán confrontar las rocas con muestras recogidas previamente en la cara visible de la Luna y comparar su composición química para hallar pistas acerca de por qué las dos caras del satélite son tan diferentes, explicó el astrofísico de la Universidad de Hong Kong Quentin Parker, citado por el diario hongkonés South China Morning Post.
La sonda superó desafíos significativos durante la recogida de muestras, entre los que destacan las altas temperaturas y las limitaciones de comunicación con la base en la Tierra.
La Chang’e 6 extrajo las muestras de su lugar de alunizaje, la Cuenca Aitken-Polo Sur, una de las estructuras de impacto más grandes y antiguas del sistema solar, con un diámetro de aproximadamente 2.500 kilómetros y otros 13 de profundidad. La edad y magnitud de esta Cuenca la convierten en un verdadero archivo de la historia lunar y, por extensión, del sistema solar.
Chang’e, fue bautizada con este nombre en honor a una diosa que, según la mitología china, vive en la Luna.