Redacción.- Un estudio de 2016 descubrió que la leche de cucaracha no solo es sostenible, sino que también es mucho más nutritiva que la leche de vaca. La leche de la cucaracha está llena de proteínas. Sanchari Banerjee, uno de los principales investigadores del Instituto de Biología de Células Madre y Medicina Regenerativa en la India, dijo que la leche tiene “proteínas, grasas y azúcares”. “Puede darte tres veces la cantidad de energía que la leche láctea más nutritiva y tiene el mismo gusto que la de vaca”, dijo.
Pero no se trata de cualquier cucaracha: esta leche sólo puede provenir de una especie muy específica que se encuentra en Hawái. En lugar de poner huevos, dan a luz a crías vivas y producen una leche cristalina para alimentarlas. Lo malo es que extraerla es difícil y tedioso.
La idea de la entomofagia -el consumo de insectos como alimento- no está tan alejada como podría parecer hace unos años. En Europa ya han salido a la venta aperitivos a base de gusanos y grillos especiados y otros productos, pero luego fueron sacados de circulación al existir lagunas en la normativa de la Agencia Europea para la Seguridad Alimentaria (EFSA) sobre insectos producidos para consumo humano. Otros países como México y varios del sudeste asiático llevan siglos consumiendo insectos en sus dietas diarias.
Esta leche leche de cucaracha ni se parece remotamente a la leche que producen los mamíferos para sus crías, ni se puede “ordeñar”. Tampoco es cualquier cucaracha, que en su mayoría son ovíparas. Esta sustancia es producida por la diploptera punctata, la cucaracha de ciprés o cucaracha escarabajo del Pacífico, que tiene hábitos de cría particulares: las madres no sólo son vivíparas, es decir, que paren a sus vástagos en lugar de poner huevos, sino que cuidan de los recién nacidos y los “amamantan”.