El COVID-19 ha matado a más de 3,3 millones de personas en el mundo y destruido la economía, pero esto “podría haberse evitado”, según expertos independientes encargados por la Organización Mundial de la Salud (OMS).
La pandemia “sigue siendo un desastre global. Y lo que es peor aún, era un desastre evitable”.
En un informe publicado, que aunque es severo no señala a ningún culpable, denuncian y piden urgentemente amplias reformas de los sistemas de alerta y prevención.
“Es evidente que la combinación de malas decisiones estratégicas, de una falta de voluntad para abordar las desigualdades y de un sistema mal coordinado, creó un cóctel tóxico que ha permitido a la pandemia convertirse en una crisis humana catastrófica”
El Panel Independiente ha encontrado eslabones débiles en todos los puntos de la cadena de prevención y respuesta. La preparación fue inconsistente y con fondos insuficientes. El sistema de alerta era demasiado lento y demasiado modesto.
La OMS fue criticada a inicios por su respuesta a la crisis, principalmente por la tardanza en recomendar el uso de cubrebocas, sobre todo, acusada por Estados Unidos de haber sido extremadamente complaciente con China, donde iniciaría el virus y tardado en declarar el estado de emergencia sanitaria mundial.
El gobierno chino por su parte, fue señalado de haber intentado camuflar la epidemia.
Según los expertos, esta declaración podría haberse hecho desde la primera reunión del Comité de Emergencia de la OMS el 22 de enero; pero fue hasta el 11 de marzo, cuando el doctor director de la OMS calificó la situación de pandemia, y fue cuando los gobiernos comprendieron realmente el peligro.
Para los expertos, el daño económico es incalculable y a estas alturas parece claro que la respuesta ha exacerbado las desigualdades.