Yoweri Museveni, presidente de Uganda, informó que firmará algunas de las leyes anti-LGBT más duras del mundo una vez que se agreguen disposiciones para “rehabilitar” a homosexuales, prometiendo no ceder a la presión internacional.
Mientras los Estados Unidos, la Unión Europea y las principales corporaciones han condenado el proyecto de ley.
El proyecto de ley contra la homosexualidad impondría la pena de muerte por la llamada homosexualidad agravada y sentencias de 20 años por “promover” la homosexualidad. Entre los delitos tipificados como homosexualidad agravada se encuentra la práctica de sexo gay siendo seropositivo.
Además dijo que quería que se enmendara la legislación para permitir que las personas que renuncian voluntariamente a la homosexualidad sean “rehabilitadas”.
Los llamados tratamientos de terapia de conversión que se supone que vuelven heterosexuales a las personas homosexuales han sido ampliamente desacreditados por las asociaciones médicas como ineficaces y perjudiciales para la salud mental.
El mandatario predijo que su país enfrentaría sanciones una vez que la legislación entre en vigor, como sucedió en 2014 cuando firmó otra ley anti-LGBT.
Los donantes probablemente recortarían los fondos para el sector de la salud de Uganda, lo que requeriría reducciones en los salarios públicos.