Redacción.- Tras la muerte del general iraní Qasem Soleimani, líder de la fuerza de élite de la Guardia Revolucionaria (Quds), provocada por un ataque de Estados Unidos en Irak, Irán prometió una “venganza severa”.
El ataque se produjo en el aeropuerto de Bagdad, Irak y fue ejecutado por “orden del presidente” Donald Trump, según confirmó el Pentágono.
La muerte de quien era considerado el segundo hombre más poderoso en Irán después del ayatolá Alí Jamenei, líder supremo de Irán, fue confirmada también por la Guardia Revolucionaria de Irán.
Las potencias mundiales advirtieron que el mundo se ha convertido en un lugar más peligroso luego de esta muerte y aunque algunas pidieron moderación, Gran Bretaña y Alemania sugirieron que Teherán tenía parte de culpa por provocar el ataque dirigido que disparó las tensiones en Oriente Medio.
Y es que Soleimani no solo era la figura militar más poderosa del país, considerado como el cerebro estratégico detrás de la enorme ambición de Irán en Medio Oriente, sino también el verdadero canciller, en temas de guerra y paz.
Tras conocerse la noticia, Jamenei declaró tres días de duelo nacional y aseguró que les espera “una severa venganza a los criminales” detrás del ataque.
Javad Zarif, ministro de Relaciones Exteriores de Irán, describió el ataque como un “acto de terrorismo internacional” y calificó a Soleimani como el enemigo más efectivo de Estado Islámico, Al Qaeda, etc, calificó el ataque como una “extremadamente peligrosa y tonta escalada”.
“Su muerte a manos de EE.UU. es vista como un acto de guerra, y ciertamente recibirá una respuesta muy fuerte”,